Aquí estoy como el caracol, con el texto a cuestas, la casa, la palabra, la imagen, los encuentros. Esta persistencia por la pasión por escribir, por resistir, por viajar, por eludir el ancla de la rutina.
Mientras el tiempo se divierte con mis avances y tardanzas, mi vocación de nómada, busca en su mochila una historia, una aventura, personajes. Encuentro entre mil papeles, un mapa con pistas secretas y signos con débil elocuencia pero ningún rastro del hallazgo de los sueños, de la utopía. Para olvidarlo y entretenerme durante el viaje y la búsqueda revelo los mensajes en cada epístola disfrazada de aprendizajes, de encuentros y desencuentros de viajeros y viajeras.
Primera parte: Cartas añejadas en la mochila
Epístola tercera
Estimado colega migrante: Hoy en las noticias (siempre malas, nunca buenas), de un diario tico (costarricense) informaron sobre la muerte de veinte ecuatorianos en las fértiles aguas del Lago de Nicaragua que intentaban llegar por la vía irregular , en una pequeña embarcación que excedía su capacidad de “transportar” personas. El suceso me conmovió tan profundamente, que siento un nudo en mis vísceras. Me quito el disfraz cáustico, y les escribo con la desnudez del dolor y el espanto. Me ahogo en las preguntas ...
(click para ver relato completo)
http://www.mediafire.com/?4wo03z8ya1j239f
Foto: Mujeres en Nueva YorkMientras el tiempo se divierte con mis avances y tardanzas, mi vocación de nómada, busca en su mochila una historia, una aventura, personajes. Encuentro entre mil papeles, un mapa con pistas secretas y signos con débil elocuencia pero ningún rastro del hallazgo de los sueños, de la utopía. Para olvidarlo y entretenerme durante el viaje y la búsqueda revelo los mensajes en cada epístola disfrazada de aprendizajes, de encuentros y desencuentros de viajeros y viajeras.
Primera parte: Cartas añejadas en la mochila
Epístola tercera
Estimado colega migrante: Hoy en las noticias (siempre malas, nunca buenas), de un diario tico (costarricense) informaron sobre la muerte de veinte ecuatorianos en las fértiles aguas del Lago de Nicaragua que intentaban llegar por la vía irregular , en una pequeña embarcación que excedía su capacidad de “transportar” personas. El suceso me conmovió tan profundamente, que siento un nudo en mis vísceras. Me quito el disfraz cáustico, y les escribo con la desnudez del dolor y el espanto. Me ahogo en las preguntas ...
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Cortesía de Beatrice Velarde (www.beatricevelarde.com)
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